
02 Sep Ampollas, rozaduras y grietas: cómo prevenir los enemigos más comunes del pie en verano
El verano invita a caminar más, a usar sandalias y a disfrutar de actividades al aire libre. Pero también es la época en la que más aparecen ampollas, rozaduras y grietas en los pies, problemas que pueden parecer menores, pero que si no se tratan adecuadamente pueden derivar en complicaciones serias.
¿Por qué son tan frecuentes en verano?
El cambio del calzado cerrado de invierno al más ligero de verano provoca un aumento de la fricción en la piel. Según explica la presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos, Elena Carrascosa, “durante el invierno los pies están más protegidos por calcetines y materiales acolchados, mientras que en verano predominan sandalias o chanclas que suelen tener costuras más rígidas y menos soporte, lo que favorece la aparición de rozaduras y ampollas”.
En el caso de las grietas, la causa principal es la deshidratación. Al estar los pies más expuestos al sol y al calor, pierden humedad y elasticidad, lo que facilita la aparición de fisuras, especialmente en los talones. Además, la sudoración excesiva en verano favorece las grietas interdigitales y el desarrollo de hongos.

Caminando con sandalias por la playa. Foto: Tima Miroshnichenko
Cómo prevenir ampollas, rozaduras y grietas
La prevención comienza con una buena elección del calzado. Antonio Viana, miembro de la Comisión de Comunicación del Consejo, recuerda que “es fundamental optar por sandalias o chanclas con sujeción adecuada, preferiblemente con correa en el talón, que eviten que el pie se deslice y reduzcan la fricción”.
Otros consejos clave de los profesionales de la podología son:
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Hidratación diaria con cremas específicas para pies, preferiblemente con urea.
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Mantener los pies limpios y secos, especialmente entre los dedos, para prevenir infecciones.
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Usar calcetines de materiales naturales si no se llevan sandalias, cambiándolos con frecuencia.
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Realizar una transición gradual al calzado de verano para que el pie se adapte poco a poco.

Lavando e hidratando bien los pies. Foto: Karolina Grabowska
El sudor y la humedad: grandes aliados de las infecciones
El calor del verano multiplica la sudoración y, con ello, los riesgos para la salud de los pies. El exceso de humedad puede causar pie de atleta, onicomicosis o grietas interdigitales.
En este sentido, Elena Carrascosa recomienda “usar antitranspirantes específicos para pies y secarlos cuidadosamente tras la ducha, sobre todo entre los dedos, ya que la humedad retenida es el mejor caldo de cultivo para los hongos”.

Onicomicosis
Cuidados básicos durante los meses de calor
Para mantener unos pies sanos en verano, los especialistas recomiendan:
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Lavar los pies con agua templada y jabón neutro, secándolos siempre con detalle.
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Hidratarlos a diario con productos adaptados a cada tipo de piel.
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Exfoliar suavemente una vez por semana, sin excesos que puedan debilitar la piel.
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Usar protector solar si se lleva calzado abierto.
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Evitar caminar descalzo en piscinas y duchas públicas para prevenir infecciones.
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Cortar las uñas de forma recta para evitar uñas encarnadas.
¿Qué hacer si ya han aparecido ampollas o grietas?
Ante una ampolla, lo más recomendable es no reventarla, salvo que sea muy grande o dolorosa, y mantener la zona limpia y protegida con apósitos adecuados. En el caso de las grietas, conviene aplicar cremas con urea en concentraciones más altas (20-40%) y evitar productos irritantes.
El error más común es automedicarse o recurrir a remedios caseros que pueden empeorar la lesión. También es frecuente seguir utilizando el calzado que la ha provocado o no dar importancia a signos de infección.
Cuándo acudir a un profesional de la podología
Una ampolla o una grieta puede convertirse en un problema serio si se infecta o si la persona padece diabetes, problemas de circulación o neuropatía. En esos casos, cualquier lesión debe ser revisada de inmediato.
Los profesionales de la podología aconsejan acudir a consulta si:
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El dolor es intenso o impide caminar con normalidad.
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La ampolla no cicatriza o se agranda.
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Aparecen signos de infección como pus, mal olor o fiebre.
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La grieta sangra, es profunda o causa dolor al apoyar el pie.
Como recuerda Elena Carrascosa, “el cuidado temprano es clave para evitar complicaciones. Una simple grieta en el talón puede convertirse en una puerta de entrada para infecciones graves si no se trata a tiempo”.
👉 Pon tus pies en buenas manos: el podólogo es el especialista que mejor puede ayudarte a prevenir y tratar ampollas, rozaduras y grietas. Este verano, cuida tus pies y disfruta sin preocupaciones.
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