18 Mar Consejos para elegir el calzado según la edad de tus hijos
Los pies son, dentro de la estructura ósea, una de las partes más importante de cuerpo, aunque de las menos valoradas y a la que se presta poca atención y cuidados. Es necesario cuidar adecuadamente los pies a edades tempranas, usando un calzado óptimo para prevenir patologías que incluso pueden afectar al resto de la estructura esquelética, por ejemplo a las rodillas, caderas o a la columna.
El pie es la estructura anatómica que actúa como punto de contacto entre el cuerpo y el medio que lo rodea, y “permite que podamos estar en posición erguida y caminar”. Además, gracias a su compleja biomecánica, el pie puede convertirse en una estructura rígida o flexible en función de las necesidades de la marcha y de las características del terreno.
Ya en la niñez pueden aparecer patologías relacionadas con el desarrollo, pero tratándolas a tiempo se pueden evitar problemas futuros en la edad adulta. Por lo tanto, es recomendable realizar la primera visita al podólogo a partir de los tres años, someterse a un estudio biomecánico de base y acudir a un podólogo al menos una vez al año para supervisar la evolución de la pisada.
Pautas para elegir un calzado adecuado a las distintas etapas de crecimiento de los niños:
0-18 meses. Los pies son la puerta de entrada de estímulos, por lo que es aconsejable que los bebés no lleven calzado y así permitir los movimientos normales de sus pies. Ya entre los 9 y los 18 meses los pequeños comienzan a gatear y a andar, pero aun así lo podólogos consideramos que simplemente deben usar un patuco o calcetín para protegerlos del frío.
18 meses- 4 años. Es preferible que el calzado respete la movilidad del tobillo, que no sea muy abotinado ni con contrafuertes demasiado rígidos, con sujeción de velcro para dar mayor autonomía al pequeño, con suelas de entre tres y cinco milímetros, antideslizantes, flexibles y de fácil colocación. A la hora de escoger la talla, aconsejamos dejar un centímetro entre los dedos y la punta del zapato, un aspecto muy importante ya que el pie crece de media una talla cada dos meses.
4-7 años. El calzado debe ser sujeto, con una suela de unos ocho milímetros y la zona delantera flexible para permitir la fluidez de la marcha y el movimiento articular de todo el pie. En esta franja de edad es un buen momento para enseñarles a atar los cordones para una mayor sujeción y estabilidad en sus movimientos.
A partir de los 7 años. La marcha ya se considera adulta. El calzado debe ser estable en la zona del talón, evitar los contrafuertes muy rígidos, tener una suela flexible y cordones para regular el ajuste. A estas edades los niños van a actividades extraescolares y a diversos deportes, por lo que suelen utilizar durante mucho tiempo zapatillas deportivas. Es importante que lo lleven bien sujeto para evitar que el pie baile dentro de la zapatilla con las consecuentes malas posturas del niño. Es importante elegir unas zapatillas que proporcionen una buena transpiración, lo que no ocurrirá si están fabricadas con polipiel o plástico. Por lo tanto, es fundamental usar zapatillas de deportes fabricadas con materiales naturales que permitan una correcta transpiración y flexibilidad del pie, adaptadas también al tipo de deporte que se practica. Para evitar patologías, aconsejamos no usar grandes amortiguaciones que pueden causar un acortamiento de la musculatura posterior de la pierna y una marcha de puntillas o pies planos. Sí es recomendable el calzado con suela en forma de balancín que pueden ofrecer un apoyo más biomecánico.
También queremos llaman la atención sobre el uso de un calzado demasiado deteriorado y deformado, en muchos casos por ser heredado de hermanos o familiares. Según el presidente del Colegio de Podólogos de Galicia, Borja Pérez Serrano, se debe evitar este calzado heredado, “ya que dos personas nunca caminan de la misma forma” y una mala adaptación del zapato puede generar alguna molestia, dolor o torpeza al caminar, e incluso por su desgaste puede ocasionar posturas incorrectas y provocar patologías como los dedos en garra.
A pesar de las tendencias y modas actuales extendidas entre los jóvenes, es imprescindible usar siempre calcetines–a poder ser de fibras naturales como el algodón- con el calzado, bien sea deportivo o de calle, para evitar un exceso de sudoración y de olor y sufrir rozaduras o ampollas.
Información elaborada con la colaboración del Colegio de Podólogos de Galicia.
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