17 Sep Un calzado para cada ocasión en la vuelta al cole
Hoy te queremos ofrecer unos consejos básicos para la vuelta al cole, centrados en cómo elegir un buen calzado para los más pequeños del hogar, que a menudo se ven envueltos en innumerables actividades extraescolares, juegos de gran actividad física en los patios de los colegios durante el recreo, educación física o piscina.
Lo primero que debes tener en cuenta a la hora de adquirir calzado nuevo es su calidad y su forma. Te recomendamos optar por calzado fabricado en piel o en materiales naturales y flexibles que ayuden a la transpiración y permitan libertad de movimiento, sobre todo de los dedos, aunque siempre asegurándose de que el dedo más largo del pie –que no necesariamente tiene porque ser el gordo–, quede a una distancia de entre 0.5 y 1 centímetro para llegar a la puntera del zapato. Usar o comprar calzado excesivamente grande para aprovecharlo toda la temporada, o incluso heredarlo de familiares o amigos mayores, es una mala práctica que debemos evitar, ya que podría alterar la forma de caminar, provocar inestabilidad o crear ampollas y rozaduras.
Además de ser flexible, el Colexio indica que el calzado debe ser ligero, carecer de costuras internas, y en el caso de la suela no debería nunca poder retorcerse como si de un “trapo” se tratase. Deben ser suelas de goma o similar que amortigüen los saltos y con dibujos antideslizantes para evitar caídas y resbalones. El contrafuerte debe ser semirrígido, controlando así ciertos movimientos del tobillo pero sin limitarlos. La horma del zapato o zapatilla deberá ser lo más recta posible, y recuerdan que los padres deben evitar caer en la publicidad engañosa de los conceptos de “pronador” o “supinador”, ya que ambos movimientos son necesarios para la marcha normal y solo un podólogo u otro médico especializado podría diagnosticar un exceso y la necesidad de corrección de alguno de ellos.
En caso de que el niño necesite tratamiento con plantillas personalizadas, es mejor optar por calzado que incorpore plantilla original extraíble, para poder sustituirla por la prescrita por el profesional de la Podología. Además, para todos ellos es recomendable escoger un calzado con cordones que aporte sujeción al empeine, que en caso de ser menor de seis años podrá suplirse con el velcro, que hace que el calzado sea más fácil de quitar y poner.
Educación física, deportes y extraescolares
Es importante utilizar calzado específico según el tipo de actividad física que se vaya a realizar, y hay que educar a los más pequeños en hábitos saludables en la práctica del deporte, como es calentar, estirar y usar la indumentaria adecuada.
Al igual que no es bueno ir todos los días al colegio con botas de caña alta, que restringen los movimientos y desarrollo de la musculatura de la pierna que se inserta en el pie, tampoco es aconsejable usar a diario calzado deportivo. Hay que buscar el equilibrio y variar el calzado con frecuencia, para así también prolongar su vida útil.
Es necesario prestar especial atención al tipo de superficie en la que los niños y niñas desempeñarán la actividad física, deporte o competición. Dependiendo del estado de la superficie y el tipo de material, la suela del calzado tendrá prestaciones diferentes, y un ejemplo claro es el caso de las botas de fútbol y el tipo de taco, según sea césped natural o artificial.
Pie plano rígido, flexible y semiflexible
Prevenir es mejor que lamentar o en este caso que curar. Durante la infancia se está a tiempo de tratar y prevenir patologías que podrían agravarse en la edad adulta. Durante el desarrollo es recomendable una revisión al año como mínimo y empezar en torno a los cuatro años de edad, como máximo, siempre y cuando no se detecte ningún problema previo.
Las consultas podológicas más frecuentes relacionadas con niños y niñas suelen ser para realizarles estudios biomecánicos de la pisada para controlar la correcta evolución y desarrollo del pie plano valgo flexible infantil, y las consultas por problemas dermatológicos, como es el caso de las verrugas plantares u hongos, para los que se recomienda el uso de chanclas en vestuarios, duchas o zonas comunes, donde los más pequeños pueden contagiarse con facilidad.
En cuanto a los pies planos, existen tres tipos: rígido, flexible y semiflexible. “El pie plano flexible es normal hasta los siete años, pero si a esa edad no se ha corregido hay que solucionar la patología con plantillas personalizadas y ejercicios, o a veces, es suficiente con un programa efectivo de ejercicios”, explica el presidente del Colexio de Podólogos de Galicia, Juan Dios. Por su parte, el pie plano semiflexible es normal hasta los cuatro años, pero si a esa edad no se corrige se debe comenzar el tratamiento. Y finalmente, existe el pie plano rígido que, de manera general, se soluciona con cirugía, si bien no es frecuente encontrar este tipo de casos en niños.
Ante cualquier duda, se recomienda acudir al podólogo, el especialista de pie indicado para ofrecer asesoramiento. ¡Pon los pies de los más pequeños y pequeñas siempre en manos de un profesional acreditado y mejora su calidad de vida!
Post elaborado con información del Colegio de Podólogos de Galicia.
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