08 May El tobillo y el tendón de Aquiles, también son cosa de podólogos
Aquiles es famoso por ser el más rápido de los héroes de Troya. Las leyendas afirman que Aquiles era invulnerable en todo su cuerpo salvo en su talón. De hecho, murió en batalla al ser alcanzado por una flecha envenenada en el talón. De ahí que la expresión «talón de Aquiles» ha llegado a aludir a la única debilidad de una persona.
Pero al margen de la mitología, hay patologías, como la tendinitis de Aquiles, debidas a su sobreutilización.
Las patologías del tendón de Aquiles están entre las lesiones más comunes en medicina deportiva, pero también son muy frecuentes en la población general.
También se ve muy afectado entre quienes padecen enfermedades reumáticas, como la artritis, colesterol alto, ácido úrico y deformidades como el pie cavo.
Causas de lesión del tendón de Aquiles
Existen muchos problemas, pero el más habitual es la sobrecarga por esfuerzo. Entre las causas más habituales están:
- El uso excesivo del tendón de Aquiles, como ocurre en los deportistas.
- Errores de entrenamiento.
- Calzado inadecuado.
- Desniveles importantes a la hora de caminar o correr.
- Debilidad de la musculatura.
- Musculatura estrecha de la pantorrilla.
- Acortamiento gemelar.
- Fascitis plantar
- Uso de corticosteroides.
- Algunos antibióticos.
- Deformidades del pie, como el pie plano o el pie cavo.
- Enfermedades reumáticas, psoriasis y colesterol o ácido úrico elevado.
Lo habitual es que se produzcan algunas pequeñas lesiones iniciales que van seguidas de múltiples lesiones por repetición. Esto puede producirse por sobreuso. En la fase aguda el proceso puede implicar inflamación.
Síntomas
– Tendinopatía en la parte inferior: el paciente habitualmente refiere un dolor relacionado con la actividad. Normalmente se observa un aumento progresivo del tamaño de la parte posterior del talón. Este dolor se intensifica al contacto con el contrafuerte del zapato. Caminar cuesta arriba o ponerse de puntillas suele ser doloroso. El dolor suele ocurrir inicialmente solo después del ejercicio, pero después se vuelve constante. También puede haber calambres en la pantorrilla, sobre todo si hay acortamiento gemelar.
– Tendinopatía en la parte superior: uele existir rigidez matutina, que mejora a medida que el paciente camina. Existe dolor e hinchazón. En los deportistas suele existir dolor al comienzo y, sobre todo, al final de la sesión de entrenamiento, con un periodo intermedio de disminución de la molestia. A medida que el proceso degenerativo progresa, llega a dificultar las actividades cotidianas. Con el tiempo puede producirse una rotura total del tendón de Aquiles.
Diagnóstico
Es muy importante hacer un diagnóstico que identifique exactamente de qué patología del tendón se trata, ya que todas tienen en común el dolor posterior del talón.
La radiografía puede ayudar en el diagnóstico ya que suelen verse calcificaciones.
La ecografía es el principal método de diagnóstico. Es rápido, indoloro y no invasivo.
La resonancia magnética también da imágenes de alta calidad. Es muy útil antes de realizar una intervención quirúrgica, para hacer una buena planificación.
También se puede realizar un TAC en 3D.
Tratamiento
El tratamiento conservador de la tendinosis del tendón de Aquiles consiste en reposo, inmovilización y rehabilitación. La inmovilización puede realizarse con un yeso o una ortesis tobillo pie.
– Hay que evitar actividades que producen estiramiento del tendón de Aquiles.
– Hay datos pocos sólidos indicativos de un pequeño efecto beneficioso de los antiinflamatorios no esteroideos.
– Alza en el talón o zapato con tacón para descargar el tendón de Aquiles.
– Zapato con el talón abierto o con contrafuerte blando para evitar el roce y la presión.
– Ejercicios de fortalecimiento; debe evitarse la práctica frecuente de estiramientos energéticos.
– Ultrasonidos.
– Aplicación de frío local.
– Las alteraciones estructurales se tratan con cuñas y plantillas personalizadas. Hay rellenos almohadillados que pueden ayudar a amortiguar la prominencia del hueso cuando está rozando en el tendón de Aquiles calcificado.
– Férulas nocturnas para dormir.
– El tratamiento quirúrgico se realizará según la causa y la patología. Entre las opciones está el alargamiento gemelar, con incisiones de un milímetro y bajo anestesia local; después de la cirugía, el paciente se va andando por su pie. Si hay que hacer un alargamiento en el tendón de Aquiles también se puede hacer. Dependiendo de la zona puede ser necesaria una bota postquirúrgica durante un tiempo.
En el caso de existir calcificaciones hay que limpiarlas y reparar el tendón.
Si existen nódulos dentro del tendón hay que limpiarlos. Esto es habitual en pie reumático.
Cuando existe una deformidad asociada, como un pie cavo o plano, hay que buscar solución, para que los apoyos sean fisiológicos. En el caso de rotura del tendón de Aquiles hay que repararlo suturándolo.
Resumiendo, el tratamiento quirúrgico básicamente depende de la patología y habrá que hacer una o varias actuaciones:
1) En el tendón.
2) Remodelación ósea del talón.
3) Reconstrucción y refuerzo.
4) Tratar las patologías asociadas que pueden ser causa de la patología en el tendón de Aquiles.
Dependiendo de las técnicas y de cada paciente, así será el postoperatorio.
Hay que tener en cuenta que el tratamiento conservador no es eficaz en el 24 al 49% de los pacientes. La cirugía tiene muy buenos resultados siempre que se trate de acuerdo con las causas y evaluando a cada paciente de forma individual.
Este artículo ha sido posible gracias a la colaboración de la podóloga María del Mar Ruiz, especialista en cirugía del tobillo. Si necesitas una información más amplia y técnica puedes consultarla en su página.
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