Podólogo atiende a un paciente mayor

Cuidado de los pies de los mayores

Las bajas temperaturas del invierno y los altos índices de humedad pueden provocar dolencias en los pies. Con el intenso frío y las copiosas heladas, es necesario un cuidado específico de los pies de las personas mayores, esencial para su salud y prevención de patologías que podrían originar otras enfermedades, antes de que se agraven y lleguen, incluso, a afectar a su movilidad.

Podóloga recibe a una paciente mayor

Según un estudio publicado en la Revista Española de Podología, un 75% de los problemas en los pies de las personas con más de 65 años son derivados de enfermedades osteoarticulares o reumatológicas como la artritis reumatoide o psoriásica, artrosis o la gota, que pueden verse agravadas o con episodios de mayor dolor durante el invierno. “Es muy importante que las personas mayores acudan periódicamente al podólogo para revisar sus pies, tratar las dolencias que presenten para que no afecten a su movilidad durante la marcha y evitar la aparición de patologías graves. Por ejemplo, tratar a tiempo problemas circulatorios puede evitar la aparición de una gangrena” –explica el presidente del Colexio de Podólogos de Galicia, Borja Pérez Serrano.

Los problemas más comunes en los pies de este grupo poblacional son las queratopatías –callos y durezas– (23%); distrofias ungueales (29%); uñas encarnadas (16%); e infecciones por papilomas u hongos en las uñas (15%). Otras de las enfermedades que afectan directamente a la salud de los pies son la obesidad, los trastornos cardiovasculares o la diabetes, debido a que pueden comportar cambios en la estructura de los pies que alteren la marcha, generen molestias o supongan pérdida de sensibilidad, entre otros.

Para mantener una salud podológica óptima, recomendamos a las personas mayores proteger las prominencias óseas y deformidades de los pies, por ejemplo con el uso de ortesis de silicona que pueden ayudar a evitar el dolor causado por el movimiento, que podría alterar la marcha e incrementar la inestabilidad. El uso de plantillas personalizadas en personas mayores les ayuda a caminar con mayor seguridad y comodidad.

Es aconsejable utilizar zapatos que sujeten bien el pie con cordones o con velcro y adecuados a la anchura de los pies, y evitar los calzados de punta o con un tacón muy alto. El calzado debe disponer de suela antideslizante y se debe evitar llevar zapatos con suelas desgastadas, tacones altos, chancletas o zapatilla suelta, siempre eligiendo zapatos que permitan la transpiración natural. Como es muy frecuente que los pies se hinchen, es preferible que el calzado sea de lycra o espumas que cedan, para que no aprieten a lo largo del día. Además, se recomienda usar medias y calcetines de fibras naturales –algodón o lana– y descartar las fibras sintéticas, porque no favorecen la transpiración e incrementan la sudoración. No se deben utilizar calcetines o medias remendados o con costuras, ni ligas o calcetines con elástico superior que apriete, ya que al impedir o entorpecer el retorno venoso pueden causar edemas periféricos.

 

Los ancianos tienen mayor probabilidad de padecer los dolorosos sabañones

El eritema pernio, conocido popularmente como sabañón, es un trastorno localizado en zonas distales como las manos y los pies, como respuesta anormal al frío por vasoconstricción prolongada, que conduce a hipoxemia e inflamación de las paredes vasculares.

La bajada de las temperaturas puede afectar directamente a la salud de los pies, por eso es necesario protegerlos adecuadamente para evitar posibles dolencias causadas por el frío. Además, una buena circulación sanguínea es fundamental para evitar su aparición. Por lo tanto, se recomienda no estar mucho tiempo parados, evitar la cafeína y tomar alimentos ricos en magnesio y calcio. “Los ancianos deben ser especialmente cautelosos, ya que debido al sedentarismo, la poca deambulación y la mala circulación tienen mayor probabilidad de padecerlos. Además, afecta en mayor medida a mujeres que a hombres, aunque no se hayan detectado problemas circulatorios” –explica Borja Pérez–.

Para disminuir la sintomatología de su aparición, haya que evitar el calor de fuentes directas, como acercar los pies a la estufa o a las bolsas de agua caliente porque podrían incentivar precisamente la aparición de sabañones.

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